jueves, 27 de junio de 2013

Tontos que se creen listos

Solo hay una cosa peor que ser tonto que es ser tonto y creerse listo. Esta dolencia muy habitual entre lo que, con un glorioso eufemismo, se conoce como clase política. No existe nada parecido a la clase política. Lo que sí existe es una banda organizada de saqueadores, generalmente lo peor de cada casa, aliñada por un puñado de idealistas que pasaban por allí.

martes, 25 de junio de 2013

La hora del enano

De Valmayor el pantano y de Leganés el enano, reza un dicho muy popular en los madriles de abajo, allá por donde el arroyo Butarque traza su reseca curva de pepino caballón. Debe tratarse de un proverbio reciente, de los años 70, quizá del 77, año ucedeo y hortera en el que se inauguró el embalse de Valmayor. A los pantanos se les puede poner fecha, a los enanos no, porque de ellos la Corte siempre estuvo llena. En la de Felipe IV había tal número y de tanta calidad que el maestro Velázquez fue retratándolos uno por uno a cuchillazo fino.

lunes, 24 de junio de 2013

La reformilla de Don Mariano


Para Cristóbal Montoro culpar de la crisis al tamaño del Estado es un “error conceptual”, es decir, un error de concepto. Los que creemos eso –afortunadamente cada vez más–, estamos equivocados porque, como todo el mundo sabe dentro de los ministerios, el Estado es tan pequeño que aún podría duplicar su tamaño sin que la economía lo notase. No hay más que contratar a otros tres millones de funcionarios, aprobar un ambicioso plan de infraestructuras, dotar convenientemente a la política social y montar tres centenares de empresas públicas más para que todo se arregle como por ensalmo. La renovada actividad “estimularía” la demanda y así las empresas privadas se pondrían a crear empleo como locas. En cosa de meses los problemas se alejarían como vinieron: de golpe y sin causar daños colaterales.

jueves, 20 de junio de 2013

Don Gonzalo

Hoy me tocaba escribir de otra cosa, pero el señor director me ha encargado que desfaga el entuerto que fice el domingo pasado en estas mismas páginas. Cometí la ligereza de meterme con Rajoy abofeteando de refilón a Gonzalo Fernández de la Mora que, como no está, no puede defenderse. Y eso está feo. Probablemente usted, joven lector, sepa quién es Rajoy. De hecho lo sabe. Lo padece a diario. Entrega la mitad de su sueldo para que Montoro, su ministro plenitributario, mantenga “lo público” a salvo de los embates de la crisis. Pero no se me ilusione. El día que nos olvidemos de Rajoy será porque nos está desplumando otro… u otra, la Talegona tal vez.

martes, 18 de junio de 2013

No más AVE, por favor

Pocos derroches ha habido en España tan absolutos como el del AVE. Mientras los políticos presumen de que tenemos –como si fuera de nuestra propiedad– una de las redes de alta velocidad más grandes del mundo, mientras los medios retozan sacando fotos de los convoyes yendo y viniendo a través de páramos moteados de aerogeneradores, mientras la deuda escala más y más alto, olvidamos lo esencial: que todo este espectáculo cuesta dinero y que mantenerlo funcionando nos seguirá sacando dinero del bolsillo durante varias generaciones.

sábado, 15 de junio de 2013

Montoro siempre gana

“Es un problema de ingresos, no de gastos”. Llegaron con esa cantinela al poder hace ahora año y medio y siguen en sus trece. Para solucionar ese problema de ingresos los de Rajoy han subido los impuestos existentes 30 veces y han creado una docena de nuevos tributos. El apretón fiscal y una batería de recortes tibios, aplicados con titubeo y marcha atrás, iba a servir para cuadrar las cuentas públicas en un par de ejercicios hasta dejar el déficit en el 3% sobre el PIB que exige Bruselas.

jueves, 13 de junio de 2013

Por una tele pública… privada

De vez en cuando, muy de vez en cuando, suceden cosas que, aunque pasan desapercibidas, son como un rayo de esperanza, un motivo para creer que, a pesar de todo, el actual orden de cosas podría llegar a cambiar algún día. No me hago muchas ilusiones para que engañarnos, pero al menos disfruto mientras dura. Lo más reseñable de la semana económica en Europa no es la declaración de ningún político, ni el curso de la Bolsa, ni las primas de riesgo soberanas, ni siquiera los dimes y diretes del caso Blesa que, gota a gota, van impregnando el papel de los diarios.

martes, 11 de junio de 2013

Mi hora

“¡Huy!, es mi hora, me voy”, “no me pueden decir nada porque estoy aquí hasta mi hora”, “yo es que soy de las que llega mi hora y salgo disparada”, “¡no has visto que es mi hora!”, “no me mires así, he llegado a mi hora”. ¿Cuántas veces ha escuchado estas frases y sus infinitas variantes? Los españoles, es decir, los habitantes y las habitantas de este país (no vayamos a liarla por lo del género y la plurinacionalidad del Estado) somos propietarios de las horas, al menos de unas cuantas a lo largo del día.

sábado, 8 de junio de 2013

Superministras, pensiones y el fin del desempleo

La información económica es como el día de la marmota y Rajoy contribuye bastante a ello porque no se digna a tomar una decisión así lo maten. Esta semana hizo una excepción y se decidió por algo: nombró a Soraya superministra de Economía.

jueves, 6 de junio de 2013

El shaolin y otras macarradas orientales

De oriente no nos han llegado más que espantosas tiranías y estupefacientes intelectuales. Oriental es la obediencia ciega, oriental es el suicidio ritual, oriental es la disciplina absurda y autolesiva, orientales son los gurús caraduras que viven a costa del cuento del yoga, el tantra y la interminable retahíla de idioteces que, supuestamente, te dejan mejor de lo que estabas antes de hacerlas y de pagarlas. Por estas y por mil razones más siempre he desconfiado de todo lo oriental, un mundillo cutrongo, hortera y servil que, curiosamente, por estas longitudes deja a todos los tontos con la boca abierta. La Civilización, así, en mayúsculas, es la nuestra, la occidental, la que bebe de la filosofía griega, el derecho romano y la religión cristiana. El resto son, a lo más, civilizacioncillas, culturillas o, simplemente, barbarie sin más.

martes, 4 de junio de 2013

El cronicón del Gran Trinque

Llegará el día en que los historiadores se pongan en serio con nuestra época. Para entonces todos nos habremos olvidado de estos días inciertos y tendrán que fiarse de lo que cuentan hoy los periódicos. No es mala metodología. La prensa va, gota a gota, sorbo a sorbo, tejiendo la historia de un país. La truculenta historia de los GAL, por ejemplo, que tanto dieron que hablar en su momento, hoy reposa en los servidores de internet en espera de que algún curioso meta la nariz en ellos. Lo mismo sucede con los cafelitos del Juan Guerra, las orgías de Roldán o la peineta que Carmen Salanueva, a la sazón directora general del BOE, hizo a la prensa cuando la pillaron de marrón.

lunes, 3 de junio de 2013

Braun el bravo

No soy dado a extenderme en elogios. Se me da bastante mejor insultar que halagar. Eso, en un periodista, es una virtud. No hay cosa más nauseabunda que los plumillas pelotas, de esos que abundaban en la Transición, y que aún hoy vivaquean por las Cortes con su palangana a cuestas para recoger la baba que les cae a borbotones por la comisura de la boca según ven que se acerca algún politicastro de proterva figura. No digo nombres porque, el que más y que el menos, ya sabe de quién estoy hablando.

domingo, 2 de junio de 2013

Todos como Argentina

Las democracias occidentales continuarán con su actual forma de actuar irresponsable hasta que, una tras otra, sigan a Grecia y a otras economías mediterráneas en la espiral de muerte fiscal que comienza con una pérdida de credibilidad, prosigue con un aumento de los costes crediticios, y termina cuando los Gobiernos se ven forzados a imponer recortes de gastos y a subir los impuestos justo en el peor momento posible. En este guión, el desenlace implica una u otra combinación de impago de la deuda e inflación. Terminamos todos como Argentina.
Niall Ferguson

Lo suscribo. De la cruz a la raya.

sábado, 1 de junio de 2013

Y si el BdE propusiese lo obvio

El informe de la Comisión Europea sobre España presagiaba lo peor. Nadie está a gusto con Rajoy ni fuera ni dentro de casa. Fuera porque empiezan a ver –sospechar ya lo sospechaban hace muchos meses– que, tras el ajetreo de supuestas reformas, no se está haciendo absolutamente nada más allá de subir impuestos sin medida. Unas subidas que han conseguido aumentar ligeramente la recaudación sí, pero que al final no han servido de nada porque el gasto del Estado y sus 17 animalitos autonómicos sigue disparado por encima de la peor previsión posible.