viernes, 29 de mayo de 2015

Hasta nunca Mariano

Acaba de cerrarse el ciclo político más corto de la democracia. Cuatro años exactos ha durado. Ya hay que ser inútil para dilapidar tanto capital en tan poco tiempo y de un modo tan tonto. La hemeroteca está ahí para quien quiera consultarla. En mayo de 2011 el PP era el amo indiscutible del mapa municipal y autonómico. Unos meses después se haría con el Gobierno de la nación poniendo 186 diputados y 160 senadores encima de la mesa. Una mayoría tan aplastante que hasta referir los datos sonroja. En el Senado el siguiente partido tras el PP es el PSOE con cien senadores menos. Desde la primera legislatura de Felipe González no se recordaba algo similar. A Felipe la gasolina le duró cuatro legislaturas y 13 años que a muchos se les hicieron eternos. De no ser porque el morritos tenía la manía de adelantar las elecciones, el felipismo hubiese durado casi veinte años.

martes, 26 de mayo de 2015

Ibais advertidos


No será porque no lo advertí. Ahora habrá que disfrutar de todo lo bueno que nos traen. Lo único que me apena es no estar físicamente en España para disfrutarlo.

lunes, 25 de mayo de 2015

Nueva heráldica

Los símbolos son importantes. Llegado es el momento de que pongamos los del Estadospañol a la altura de las circunstancias históricas.

viernes, 22 de mayo de 2015

Votar, ¿para qué?

Votar está muy sobrevalorado. Hay gente, mucha, que cree que su voto servirá para algo, que contribuirá a hacer que este gane o aquel pierda. Y contribuir contribuye, pero de una manera tan microscópica que no compensa el esfuerzo de acercarse hasta el colegio, mirar la lista, caminar hasta la mesa, hacer la cola correspondiente delante de la urna y ver de cerca el careto de vinagre de los interventores con sus listas, su boli del merchandising de la campaña, sus chapas en el pecho y su boquita lista para amarrarse a la teta del Estado conforme ganen los suyos. Eso siempre que el que recuenta no haya hecho trampa, que, como decía Stalin, lo importante no es quien vota, sino quien cuenta esos votos. En España en esto somos serios, el fraude no está en el escrutinio, sino en todo lo que viene antes, empezando por la ley electoral misma.

viernes, 15 de mayo de 2015

Los tontos de la bici

La bicicleta es un buen deporte y un mejor transporte. Tonifica cuerpo y alma al tiempo que nos lleva de un sitio a otro, siempre, eso sí, que un sitio y el otro no estén muy lejos y el camino sea llano o, mejor aún, cuesta abajo. A mi, de hecho, me encanta montar en bici. Al llegar a Guatemala lo primero que hice fue comprarme una para jugarme el tipo por las avenidas cuajaditas de kamikazes y camionetas desvencijadas de este DF en miniatura. Lo hago por una mezcla de disfrute y tacañería. El primero parece obvio, pocos medios de transporte hay más placenteros que la bicicleta, la moto quizá, pero solo cuando no hay tráfico y vienen curvas. El segundo no lo es menos. La bici no gasta gasolina, no paga impuesto de circulación, ni de matriculación y, además, se ata a cualquier farola, por lo que uno se ahorra el aparcamiento. Puede suceder que te la roben, pero como yo solo las gasto de oferta el roto que me hacen es pequeño.

viernes, 8 de mayo de 2015

En nombre del bipartidismo, muerte al bipartidismo

La industria del descontento es la única realmente boyante en la España de nuestros días. El país oscila entre la resignación, la mala leche reconcentrada y las euforias fingidas de los que viven a costa de quienes gobiernan. La situación no ha cambiado mucho en los últimos cinco o seis años. ¿Se acuerdan de aquella campaña psicotrópica, allá por 2009, que, a instancias de Zapatero, realizaron los principales empresarios? Si, exacto, me refiero a lo de “esto lo arreglamos entre todos”. Seis millones de euros se gastaron en la necedad con tal de dar gusto a Moncloa para que luego su inquilino fuese indulgente en los contratos públicos. Y lo fue. En el oficio de político está todo inventado. A una caricia le sigue otra. En el de periodista también, por eso hubo tanto bobo que se tragó la tontería y anduvo pregonándola a los cuatro vientos apelando a la psicología. Sí, a la psicología. En aquel entonces aún se decía que nuestra crisis era una suerte de estado del espíritu. Tan solo necesitábamos cambiar de humor para que los perros y las longanizas volviesen a poblar nuestras vidas.

domingo, 3 de mayo de 2015

Las negociaciones griegas resumidas


Conversación ficticia que, sin embargo, suena pavorosamente real entre Varoufakis y la Troika. La primera y la última frase son reales. El resto es, como mínimo, verosimil.

viernes, 1 de mayo de 2015

Más impuestos… esto es la guerra

En la Revolución Francesa cundió la consigna de “ningún enemigo a la izquierda”. Todos trataban de caer en gracia a los más radicales y afinaban el verbo para parecer más revolucionarios que nadie. Al final la cosa terminó como terminó. Normal. La revolución montoresa, consistente en sacrificar todo lo sacrificable para mantener lo “público”, está operando de idéntica manera. A pesar de que España es uno de los países en los que más impuestos se pagan del mundo, la moda entre los políticos es anunciar abracadabrantes planes de consolidación fiscal que, esta vez sí, acabarán con el presunto –pero nunca demostrado– fraude fiscal que se extiende por el país como una espesa mancha de aceite. Luego, se entiende, nadaremos en la abundancia y la crisis habrá concluido.
Los impuestos están ahí para pagarlos sí, pero no hacerlo no es motivo para administrar al reo la muerte civil sin juicio ni jurado
Fraude fiscal siempre habrá del mismo modo que, en todo tiempo y lugar, hay delincuentes. Que esté ahí la ley no significa que todos se apresten a cumplirla. En este tema de la fiscalidad, además, no se despachan cuestiones de vida o muerte. Por mucho que se empeñen en repetirlo una y otra vez con el dedo enhiesto señalando a la cámara, no es lo mismo defraudar a Hacienda que estrangular a un niño. Tampoco es lo mismo fumarse el IVA en una factura que asaltar a una viejecita por la calle con una recortada. Es algo obvio, de puro sentido común. Los impuestos están ahí para pagarlos sí, pero no hacerlo –o hacerlo en menor cuantía de lo exigido por la ley– no es motivo para administrar al reo la muerte civil sin juicio ni jurado tal y como se viene haciendo de un tiempo a esta parte.