viernes, 27 de noviembre de 2015

El franquismo, otra vez


“Debería hacer un programa de radio para adultos, para hablar de las cosas de hoy porque no podemos pasarnos otros cuarenta años hablando de los cuarenta años”, así remataba el último programa de la temporada el protagonista de Solos en la madrugada, una película dirigida por Garci en la que un periodista transicionita pata negra interpretado por José Sacristán declamaba un manifiesto generacional de hora y pico. Corría el año 1977. Bien, tal y como temía José, el periodista, nos hemos pasado cuarenta años hablando de los cuarenta años. Y otros cuarenta que vendrán si no metemos de una vez por todas al franquismo donde debe de estar, en los libros de historia y que sean los historiadores y no el Wyoming desde su programa de La Sexta los que estudien esa época y saquen las conclusiones pertinentes. Se abrirá entonces el debate histórico, que siempre es bueno y, en este caso particular, bastante necesario porque tanto han sobeteado al cadáver que a día de hoy es prácticamente imposible de reconocer.

viernes, 20 de noviembre de 2015

No, las cruzadas no fueron guerras santas

El discurso de la equidistancia que se ha puesto de moda esta semana ha terminado derivando en el rescate de las cruzadas como agresión primera y justificación última de los crímenes actuales de la yihad islámica. Claro que las cruzadas son para el adolescente español medio, irremediablemente logsetomizado y con las letras justas para andar por la vida, tan desconocidas como la cara oculta de la Luna lo fue para los astrónomos hasta que los rusos enviaron una sonda allí a finales de los años cincuenta. Llega uno a un plató de televisión, suelta la palabra cruzada y al joven espectador se le amontonan las imágenes de Assassin's Creed, un videojuego ambientado en la Jerusalén medieval en la que el protagonista despliega una crueldad sin límite para ir cumpliendo las misiones y avanzar por la trama. Muchos ignoran que el protagonista de Assasin’s Creed se llama Altair Ibn-Lahad, miembro de los Hashshashin, una secta musulmana que operó entre los siglos XI y XIII y cuya misión era llevar a cabo asesinatos selectivos, básicamente de generales cristianos. La secta de los Hashshashin terminó desapareciendo de la faz de Tierra Santa al igual que sus enemigos los cristianos. Como nota curiosa, a esta extraño orden islámica de asesinos profesionales la aniquilaron otros musulmanes, con gran saña por cierto.

viernes, 13 de noviembre de 2015

La baraka del gallego

Ni los más viejos del lugar recordaban lo que está pasando estos días a lo largo y ancho de la Piel de Toro. Tenemos a gentes de izquierda que han vuelto a pronunciar en público la palabra España olvidándose a propósito de aquello de “Estado Español”, su sinónimo ideológicamente correcto que, como un homenaje a la estupidez supina, se había extendido tal que una mancha de aceite de la Transición a esta parte. Tenemos también a un montón de catalanes cagándose en el nacionalismo en voz alta, catalanes que llevan casi cuarenta años callados, con la cabeza gacha tratando de pasar desapercibidos. Tenemos, por último, a los compañeros de viaje habituales, las vanguardias y los países, compitiendo por ver quien se parece más a lo que decía el ABC hace veinte años respecto a los nacionalistas catalanes. Todo de golpe y sin que nadie lo previese. La historia la marca lo improbable, y lo improbable ha sucedido.

viernes, 6 de noviembre de 2015

¿A quién pertenece el centro?

Desde 1996 no se recuerdan unas elecciones generales tan reñidas como las del próximo 20 de diciembre. Y en aquellas toda la riña quedaba en saber si José María Aznar iba a ser capaz de ganar a Felipe González y, después de eso, de gobernar. Consiguió ambas cosas por los pelos. Ganó por la mínima y luego tuvo que hacer contorsiones encima de un alambre para que los nacionalistas de la difunta CiU y del PNV le diesen el plácet. Esta vez es diferente. Se presentan cuatro partidos, todos con alguna baza de hacerse con la Moncloa, aunque sea por la puerta pequeña de los pactos. El sistema tetrapartito en el que ya se ha transformado España quedará de este modo petrificado en el Congreso de los Diputados para, como mínimo, la siguiente legislatura y probablemente mucho más ya que, a imagen del dinero, el poder llama al poder.